Sin duda, las organizaciones enfrentan un nuevo reto de cara a sus audiencias de interés,
quienes crecen a pasos agigantados en el universo digital. Estar al día conlas nuevas
reglas de la llamada generación “millennial” y ser conscientes acerca de los avances en
materia tecnológica han obligado a las corporaciones a reinventarse para sobrevivir en
un mercado cada vez más ávido y competitivo.
En sus épocas doradas, BlackBerry era tan popular que lo llamaban CrackBerry;
Blockbuster operaba en más de nueve mil tiendas y generaba ganancias por más de seis
billones anuales; y ni hablar de la adicción a Hi5, plataforma que utilizábamos para estar
en contacto con nuestra red de amigos. El resto es historia; con la llegada de iPhone,
Netflix, Hulu, YouTube, Snapchat y Facebook, por mencionar algunos, el mapa de poder
en los medios cambió sustancialmente.
El boom tecnológico ha modificado las reglas de engagement, y el caso de la televisión
no ha sido la excepción. Por ello, la industria ha migrado a nuevas alternativas digitales
que brindan opciones novedosas e interactivas para los televidentes. La implementación
de formatos digitales ha roto las pautas del consumo tradicional de televisión, el cual se
caracterizaba por brindar una experiencia aislada e insociable, en donde no existía una
interacción profunda entre la audiencia y el contenido.
Esta era disruptiva le ha prendido varias alarmas a la industria mediática,
particularmente a la televisión, la cual se ha visto obligada a entender el rol de las
plataformas e iniciativas digitales, así cómo de priorizar la generación de contenidos,
entendida como una experiencia colectiva, en donde los usuarios participan, se identifican
y hacen parte de las narrativas. Y no es de extrañarse en un mundo en el que dos
billones de personas utilizan Facebook al mes; 200 millones publican una historia en
Instagram en menos de 24 horas; tres billones comparten un snap diario; y en Twitter,
publican más de 500 trinos al día.
Los millennials buscan contenidos que exploren tendencias que definan su estilo de vida
en materia de relaciones interpersonales y familiares, además de reflexiones acerca de la
sociedad actual con un toque satírico y cómico. Desde nuestra labor en Latinoamérica, el
reto está en empoderar al consumidor hispano por medio de una oferta de contenidos en
la que el televidente pueda participar, verse reflejado y, a su vez, entretenerse.
El ser disruptivo no es sinónimo de temor: me gusta entenderlo como un llamado a la
reinvención, el cual permita predecir amenazas como resultado de la innovación y de las
nuevas generaciones, las cuales exigen una oferta de contenidos diferente, competitiva y
cada vez más interactiva. Blockbuster es la regla, también lo son BlackBerry y Hi5.
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