Lo ocurrido electoralmente ayer en Santiago de Chile fue una elección entre dos opciones en la que triunfó la más progresista, encarnada en el abogado Claudio Orrego (52.7%) quién lleva poco más de dos décadas en el servicio público, teniendo en su palmarés el haber sido Concejal, Alcalde, precandidato presidencial, Ministro de vivienda y bienes nacionales, entre otros.
Tuve la oportunidad de conocer a Claudio en su cargo de Intendente, donde nos dio las facilidades para realizar marchas donde pedíamos una regularización migratoria; y entre otras razones de carácter social, por esa mirada inclusiva con la migración fue que varios líderes migrantes nos sumamos a su campaña.
Algunos pueden ver a Orrego como uno de los herederos de una clase política desprestigiada, pero la mayoría en realidad lo vemos como una persona preparada que sabe cómo actuar en los cargos públicos por los que ha pasado (Cuando fue alcalde salió elegido el mejor de la región metropolitana), y estamos convencidos que así seguirá siendo en el cual fue elegido ahora popularmente, y los demás en el futuro, pues le espera un camino muy promisorio.
Por la otra parte teníamos a Karina Oliva, quien obtuvo el 47,27% de la votación, politóloga con 36 años de edad, candidata por la izquierda quién a pesar de ser una mujer de la nueva generación no demostró la capacidad para llevar un cargo público de esa importancia. Su enfoque agresivo en la campaña basada en la descalificación de su oponente, sumándole su ausencia frente a él en debates fueron elocuentes a la hora de la elección, agregándole también su poca experiencia en el ámbito público, y la confianza ciega en el triunfo, pues se sentía ganadora desde que inició la campaña, y daba por un hecho que no tenía rival. Se le olvidó que al igual que en un partido de fútbol, el ganador solo se conoce cuando suena el pitido final.
Aunque eran unas elecciones para elegir gobernador en reemplazo de lo que antes se denominaba Intendente, y que aún no están muy claras sus funciones, con estos puntos de vista el electorado eligió el mal menor.
Como experiencia y enseñanza nos queda de esta elección que la gente desea cambios en lo político y en lo social, aparte del respeto y la no intromisión en las libertades individuales garantizadas por la constitución; viendo con mucha desconfianza la polarización de la extrema izquierda. De ahí la elección de Orrego quien tiene una mirada aglutinante sobre la integración y el desarrollo, viendo y construyendo el presente con miras al futuro de una región tan importante en el desarrollo de Chile como La Metropolitana.
Tristemente debo destacar la poca participación en esta votación donde el apoyo de la derecha fue vital para el triunfo de Orrego. Pero de seguirse repitiendo este abstencionismo provocará más división de poderes en la Centro izquierda la cual hoy debe estar más unida que nunca ante los grandes desafíos de Chile.
Si no es así, el sueño y las aspiraciones de seguir realizando los cambios sociales y estructurales que Chile necesita se verán lejanos en un sistema democrático donde el voto es de gran importancia, pero que ayer apenas llegó al 20% del electorado.
Solo 2.5 millones de ciudadanos, entre nacionales chilenos e inmigrantes, de los 13 millones aptos para sufragar, han votado en esta segunda vuelta para elegir por primera vez en la historia gobernadores regionales. Es de las peores participaciones electorales en este país desde que se implementó el voto voluntario en el año 2012, pues véase que en el plebiscito celebrado en octubre del 2020 para la nueva Constitución, la participación fue del 50.95%, mientras que en el pasado mes de mayo en las elecciones múltiples de los 155 constituyentes, más las autoridades municipales y gobernadores fue de un 43,41%.
Se debate actualmente en el Congreso volver al voto obligatorio, pues esta visto que este padrón electoral donde la inscripción es obligatoria y el voto voluntario conlleva a la falta de un verdadero compromiso social, y donde el sistema respalda al no votante y no establece multas como anteriormente para quien no ejerza el derecho al sufragio. Pero fueron los ciudadanos quienes eligieron esta libertad.
También debemos mencionar como responsable del increíble y mayoritario abstencionismo la pandemia desatada por el COVID-19, dado el miedo que suscita a las aglomeraciones.
Por una parte se votó con temor, con demasiada desidia y desconfianza; y por el otro, reitero que la gente quiere cambios. De ahí que la Centro izquierda debe estar más unida que nunca, quedando demostrado en la elección de los constituyentes que fue una verdadera victoria para quienes buscan cambios sociales y una verdadera democracia para Chile.
Demostrado está que para la mayoría de los ciudadanos la votación a gobernador no tenía tanta importancia, aunque los cargos públicos de los próximos cuatro años serán para administrar la transición esperando dejar atrás la desigualdad y la exclusión de la dictadura.
Hoy existe la disyuntiva de elegir entre el discurso de odio o el discurso progresista; por eso pido primeramente a Dios que ilumine las mentes de los constituyentes para lograr un Chile justo, inclusivo, transparente y moderno que lo conduzca al primer mundo y a una democracia de verdad y eso solo puede hacerse desde la unidad.
Varios líderes sociales y políticos colombianos apoyamos a Orrego en Santiago, a Ricardo Diaz en Antofagasta y Jorge Diaz en Arica, regiones donde están concentrados cerca del 80% de los colombianos que residimos en todo Chile, porque los vimos como candidatos progresistas e inclusivos. Y ojo, pues de los cerca de millón y medio de migrantes en este país, poco más de 170.000 somos colombianos, convirtiéndonos en la cuarta nacionalidad con mayor número, los cuales seguiremos sumando nuestros anhelos y esfuerzos para construir una mejor República chilena.
Chile nuestro país por adopción empieza a dar pasos agigantados hacia un verdadero cambio, y los colombianos que vivimos en esta tierra estamos coadyuvando en ello. Pero no olvidemos que también debemos prepararnos para coadyuvar en la construcción del presente y futuro de nuestro país natal en el mes de marzo del 2022 donde elegiremos un nuevo Congreso colombiano. De ahí que hago un llamado a todos mis compatriotas para que acudan al Consulado más cercano a su residencia e inscriban desde ya su Cédula de Ciudadanía.
Manuel Alarcón Norato
Presidente “Diáspora e Integración Latinoamericana”
Santiago de Chile – Chile
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